La osteoartritis (OA) es una enfermedad crónica que se desarrolla cuando el cartílago que protege y amortigua los extremos de los huesos comienza a desgastarse debido a diversos factores, como el envejecimiento, lesiones repetitivas, sobrecarga mecánica, entre otros. Este desgaste altera la estructura de la articulación, lo que desencadena procesos inflamatorios y deterioro progresivo del tejido.
La OA puede causar discapacidad y es uno de los trastornos más frecuentes en la población, con una frecuencia del 30% en personas de 45 a 60 años, y una más alta, del 80%, en personas de 80 años. Esta ocurre cuando se rompe el equilibrio dinámico entre la lesión y la reparación de los tejidos. El daño al cartílago provoca que los huesos se rocen directamente, generando fricción, dolor, inflamación y rigidez, especialmente al realizar movimientos y en casos más graves, al estar en reposo.
Las partes móviles de la articulación son las que comienzan a sufrir primero, ya que se produce una pérdida ósea progresiva en el cartílago articular, haciéndolo rugoso y erosionándolo poco a poco. En la mayoría de los casos, debido a la relación entre el cartílago articular y la membrana sinovial, la OA afecta a la articulación en su totalidad.
Este es un problema bastante común, muy incapacitante y renuente al tratamiento, debido a que, una vez que inicia el proceso de desgaste de una articulación, nada lo detiene, y es cuestión de tiempo que progrese hasta requerir una cirugía. Sin embargo, existen tratamientos conservadores que permiten prolongar este procedimiento. Hablamos entonces de terapias físicas e infiltraciones con antiinflamatorios, ácido hialurónico y terapias biológicas como el plasma rico en plaquetas. Cada uno de estos tiene sus propias indicaciones específicas, ya que puede ser útil para algunos pacientes y para otros no. Te explico:
Infiltraciones con glucocorticoides o cortisona
Este tipo de infiltraciones es muy eficaz para el alivio del dolor a muy corto plazo. Normalmente, se aplican con anestesia para minimizar las molestias al momento de hacer efecto. Otra razón importante para combinarla es que permite confirmar que el medicamento se encuentra en el tejido lesionado. Posteriormente, se requiere una visita de valoración después de dos semanas. Cabe recalcar que este tipo de infiltraciones no se recomiendan más de tres veces en un año.
Para llevar a cabo es necesario pausar la ingesta de medicamentos anticoagulantes o suplementos con efecto anticoagulante para evitar moretones o algún sangrado. Durante la aplicación, se limpia la zona de la rodilla y con ayuda de un ecógrafo, se puede visualizar el avance de la aguja en la rodilla para mayor precisión. Algunas personas presentan enrojecimiento y una sensación de calor en el pecho y el rostro. Es normal experimentar dolor en la rodilla e hinchazón durante las primeras 24 a 48 horas. Se recomienda reposo relativo.
Infiltraciones de plasma rico en plaquetas (PRP)
El plasma es un componente natural de la sangre, rico en proteínas, entre otras propiedades. Mientras que el plasma rico en plaquetas es un concentrado con un número mayor de plaquetas que las que se encuentran en la sangre usualmente. Entre sus propiedades se encuentran los factores de crecimiento de las plaquetas, que son indispensables para que las lesiones sanen adecuadamente.
Para llevar a cabo la infiltración, primero se requiere la extracción de sangre del paciente para ser centrifugada este proceso permite aislar el PRP, que puede contener 3 a 5 veces más plaquetas de lo normal. Con frecuencia estas plaquetas son activadas por medio de sustancias como trombina, cloruro de calcio, gluconato de calcio, lo que estimula los factores de crecimiento esenciales para que se regeneren los tejidos. Finalmente, se realiza la reinyección del plasma, la cual se lleva a cabo con ayuda de un ecógrafo para localizar con precisión la lesión.
En el caso de esta infiltración, no se puede aplicar anestesia previamente, ya que modifica la estructura y la función de la sustancia, lo que la haría menos efectiva. Se recomienda reposo relativo una vez aplicada.
Infiltraciones con ácido hialurónico
El ácido hialurónico es una sustancia natural que se encuentra en el líquido sinovial de las articulaciones, brindando lubricación y amortiguación. Sin embargo, las afecciones articulares como la osteoartritis generan una disminución de esta sustancia y por consiguiente, un desgaste, fricción y dolor.
Las infiltraciones de ácido hialurónico devuelven la lubricación de la articulación, reduciendo la fricción y la inflamación. Al igual que las infiltraciones ricas en plaquetas, estas se aplican sin anestesia para evitar modificar la sustancia y su efecto.
Te invito a leer más a detalle acerca de este procedimiento en mi blog: https://mongeortopedia.com/blogs/infiltraciones-en-la-rodilla-con-acido-hialuronico-para-tratamiento-de-artrosis-de-rodilla/
Durante tu visita con tu traumatólogo de confianza, se evalúan múltiples aspectos para diagnosticar y sobre todo, recomendar el tratamiento más adecuado. En caso de buscar postergar una cirugía, siempre está la opción de un tratamiento conservador multidisciplinario. Este incluye ayudas ortopédicas como bastones, muletas, andadores, vendajes, terapia con un fisioterapeuta, así como asistencia nutricional que proporcione al paciente una dieta balanceada y nutritiva. Si es necesario, se recomienda una dieta específica para reducir la carga en las articulaciones. Todo esto debe ir acompañado de la realización rigurosa de consultas de seguimiento.
Cabe recalcar que este tipo de infiltraciones no curan la osteoartritis, pero disminuyen el dolor y la inflamación lo suficiente para que el cuerpo pueda continuar su trabajo de sanar o sobrellevarla con menos molestias.Cada paciente es único, y no necesariamente el dolor en la rodilla es señal de una afección u osteoartritis y no todos los pacientes son candidatos. Por ello, es fundamental realizar un diagnóstico detallado e individualizado.
